Mahoma (La
Meca, sobre el año 570 - Medina, 632)
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| Ilustración del siglo XV de una copia de un
manuscrito de Al-Biruni que representa a Mahoma
predicando El Corán en La
Meca. https://es.wikipedia.org/wiki/Mahoma |
Profeta
árabe, fundador de la religión musulmana. La biografía de Mahoma, de la que se
conocen muy pocos datos seguros, nos ha llegado envuelta en la leyenda. Nació
en una familia pobre de la noble tribu de Quraish. A los seis
años quedó huérfano y fue recogido por su tío Abú Talib, al que acompañó en sus
viajes de comercio, a los veinticinco años Mahoma se casó con la rica viuda
Jadiya, de quien era criado; Jadiya le dio una hija, Fátima, además de una
posición social más desahogada como un comerciante respetado en la ciudad.
Entro
en contacto con las dos grandes religiones monoteístas de su época a través de
las pequeñas comunidades cristiana y judía que habitaban en La Meca y quizá
también por sus viajes de negocios. Con una escasa cultura (probablemente era
analfabeto) creo una religión que sería la base de una cultura que tendría una difusión
universal.
A
los cuarenta años Mahoma comenzó a retirarse al desierto y a permanecer días
enteros en una cueva del monte Hira, en donde creyó recibir la revelación de
Dios -Alá-, que le hablaba a través del arcángel Gabriel y le
comunicaba el secreto de la verdadera fe. Animado por su esposa Jadiya, comenzó
a predicar en su ciudad natal, presentándose como continuador de los grandes
profetas monoteístas anteriores, Abraham, Moisés y Jesucristo. Por entonces Mahoma se limitaba a
predicar la vuelta a la religión de Abraham.
Mahoma
consiguió sus primeros adeptos entre las masas urbanas más pobres, al tiempo
que se enemistaba con los ricos. Cuando sus seguidores se hicieron numerosos,
las autoridades empezaron a verle como una amenaza contra el orden establecido;
se le acusó de impostor y comenzaron las persecuciones. Una parte de sus
seguidores huyeron a Abisinia, en donde recibieron la protección del negus cristiano. Pero las amenazas a la seguridad de
Mahoma llegaron hasta tal punto que, después de la muerte de su esposa, Jadiya,
y de su tío, Abú Talib, en el año 619, decidió huir a Medina en julio del año
622 (La Hégira). Se considera el momento
de esa huida como el inicio del calendario islámico.
En
Medina, Mahoma tomó contacto con la comunidad judía, que le rechazó por su
errónea interpretación de las Escrituras. Comprendió entonces que su
predicación no conducía a la religión de Abraham, sino que constituía una nueva
fe; de entonces data el cambio de la orientación de la oración, de Jerusalén a
La Meca. Combinando la persuasión con la fuerza, Mahoma se fue rodeando de
seguidores, que empezaron a practicar las razias contra
caravanas y poblaciones del entorno como medio de vida. Estas escaramuzas
(Badr, Uhud), elevadas a la categoría de batallas por la historia oficial,
fueron descubriendo a los musulmanes la «guerra santa», el uso de la fuerza
para someter y convertir a los infieles.
Mahoma
se convirtió en un caudillo no sólo religioso, sino también político y militar.
Los enfrentamientos entre Medina y La Meca culminaron con la conquista de esta
última ciudad por los mahometanos en el 630, fruto de la presión militar, de la
negociación política y de convenientes enlaces matrimoniales. El santuario de
la Kaaba, piedra negra venerada en La Meca, fue inmediatamente consagrado a
Alá. Poco antes de morir, Mahoma realizó una peregrinación de Medina a La Meca,
que ha servido de modelo para este rito que todo musulmán debe realizar una vez
en su vida.
Mahoma
fue personalmente el creador de la teología islámica, que quedó reflejada en el Corán, único libro sagrado de los musulmanes; es
una colección de sentencias que se suponen inspiradas por Alá y que fueron
recogidas en vida del profeta y recopiladas hacia el 650.
En
los dos últimos años de la vida de Mahoma el Islam se extendió al resto de
Arabia, unificando a las diversas tribus paganas que habitaban aquel territorio.
Al morir Mahoma sin heredero varón, estallaron las disputas por la sucesión,
que recayó en el suegro del profeta, Abú Bakr, convertido así en el primer califa o sucesor.